2010 me dió la primavera que nunca vi florecer, en la que el idilio borrascoso cobró víctimas de mi lado con un drama de telenovela, la primavera que cumplí 19 y me sentí de 28, la primavera de intentos suicidas, también la primavera que no quise estar sola y apareció Irene que sigue aquí conmigo aunque a veces
2010 también me dió un verano de arresto domiciliario, de condenas y cadenas que me permitieron darme cuenta de quienes están siempre ahí para cualquier cosa, y las que nunca lo estuvieron, el verano en que un marcianito en medio de los muertos me enseñó otra lección sobre la verdad, el verano en el que la banda sonora de mi vida fue Regina Spektor, y todo tenía el color de la psicología, y la ambición de ser una deidad para nuevas generaciones, afortunadamente mi plan maquiavélico no funcionó las veladas estudiado a Lucy y al bulbo raquídeo valieron mucho la pena.
2010 también me dió un otoño queriendo ser una imitación irritante y dolorosa del otoño pasado, aunque con mil veces más tareas, una persona con quien canalizar mis odios, y otras con quienes quejarme y estudiar, supe lo que era cuando algo ni te importa demasiado, ni te vale totalmente, la frustración de querer continuar cuando paso te cuesta el doble que el anterior, esas ganas terribles de querer dormir y no poder hacerlo, pero también aprendí que todo es fácil si sabes hacerlo, me maravillé de cosas tan comunes que pasan desapercibidas y no por eso pierden su belleza, ni su misterio.
2010 me está dando un invierno bobo absurdo que quiere parecerse al anterior, me reta a que me equivoque... pero 2010 no quiero un 2011 como tú, vete y no vuelvas.
PD. este invierno... soy fan de John Boy y de Love of Lesbian!
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